Eres mi felicidad

Ya es tarde y el sol se dispone a dormir en el horizonte, rodeado de nubes que lo despiden y le dicen que lo esperaran
ansiosamente para que brinde un poco de su calor al mundo, al día que se prepara para venir.
El día deja poco a poco de ser colorido y se va tornando en una tez nublada.
Mi cuerpo sabe que se aproxima la hora para descansar y continuar respirando para tener fuerzas al día próximo. Mis pupilas se nublan por querer reposar, pero mi cuerpo pide una hora más de actividad. De pronto mis pupilas enojadas le gritan a mi cuerpo ansioso y desesperado por no descansar:

-Ya vamos a soñar!!
Mi cuerpo seguía en lo suyo eh ignoraba lo que mis pupilas decían y volvieron a replicar:
- ¡¡Necesito verla!!, ¡¡vamos a soñar!!...
En ese instante mi cuerpo despertó del coma he hizo todo lo más pronto posible para poder dirigirse a soñar, pues solo
así ella le causaría otra taticardia y caería de un colapso de asombro al ver su sonrisa y su voz tan suave, "más suave

que las colchas de suavitel".

En un abrir y cerrar de ojos, ya estaba en la cama, recostado, listo para cerrar los ojos y destinarse a dormir.
En efecto, eran tantas las ganas de verla que la pudo observar sentada en el columpio de un parque entre árboles y vegetación. Con sus tenis converse, su pantalón de mezclilla y una blusa de color azul, estaba sentada, meciéndose de un lado a otro, hacia delante y hacia atrás, feliz tal y como la vio aquella vez, con su sonrisa de oreja a oreja y sus ojos tan brillantes cual pupilas como perlas de mar. Solo la observe a distancia, cuidando que no reconociera mi sombra, pues, verla es mi felicidad, mi tranquilidad, mi calma.