Si aún tengo razón del tiempo, todavía es madrugada, todo está en silencio y la expectativa de frío se convierte en dolor. Soledad, solo son dos palabras compuestas que reflejan que no hay nadie al lado mío y que envejece (sol-edad), pero en este momento me es grata su compañía. Hace algún tiempo, fui testigo de lágrimas de dolor pero no cualquier dolor, sino, un dolor más allá de lo normal, de lo cotidiano., como si le quitasen una paleta a un niño, así fue como lo presencie y fue doloroso porque era por amor. Ahora no sé cómo expresar mi culpabilidad si lo que hice fue por acatar órdenes fuera de mi jurisdicción, todo iba tan bien que se arruino. Cada hecho, cada fracaso, deja algo que enseñar, cada mirada, cada parpadeo de un momento a otro se va, no luches si no puedes. Expresar el sentido de mis alteraciones al palpitar es como decirte al oído; -No descansare, hasta verte llorar de felicidad, de alegría, daré todo de mi aunque tú no lo des. Épico es ver como todo se desvanece por alteraciones fuera del propio enigma que construimos. No llores más, todo se ha terminado, si todo tiene un inicio, así mismo hay un final, claro, el final es más doloroso, un final que no debió suceder. Relato con letras sencillas experiencias que he visto, describo con frases enigmáticas y dejo todo en el olvido, la vida se sufre y la muerte se goza (eso es mentira), se sufre por cuanto amas pero se goza por cuanto eres amado. Todas las letras expresan dolor y están enfrascadas como el polvo de una capsula.
Letras enfrascadas.
